meses sin escribir. fin de año, todo el verano y parte del otoño... pocas lecturas pero placenteras (entre ellas Tadeys de Osvaldo Lamborghini -
"1738 - El capitán Tradio no se había dormido en ningún momento. En esas dosis el opio inspira un efecto de vehemencia atenuada. Es posible que en la habitación haya varios interlocutores. Grande será el deseo de hablar, pero tan grande como el de poder hacerlo de manera que el diálogo tienda hacia un punto casi extremo, exento de balbuceos o donde la cortesía de escuchar con calma y buena voluntad se anude con el rigor y la determinación de trazar, por ambas partes, una frontera nítida, que prohíban una cartografía nítida: evitar tanto la concesión como el enfrentamiento ampuloso con el supuesto adversario, destinado a satisfacer el deseo humano (poco dado a borrar lo siniestro) de triunfar en la exhibición de una falsa, momentánea pericia verbal, origen de posteriores hundimientos en el barro y la caída en cierto lodazal donde toda virtud abdica ante el cruento mutismo: una muerte degradante hija de palabras torpes y vanidades de salón. Para quien desconfía de las encantadoras veladas de diplomáticos, de cuyas sonrisas y frases inteligentes es fácil deducir el cenagal en que se mueven los batallones, una habitación tranquila y el ritual de las seis pipas de o-. ") y tres mudanzas, el intento de un resto-bar y un viaje a la playa en tren...
y no amor no. sin amor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario