Si el mes que viene no consigo trabajo, me compro un rifle de aire comprimido. Mi balcón da al contrafrente de un edificio abandonado, ocupado por las palomas. Entran. Salen. Se quedan en las ventanas. Miran. Todavía me queda algo de plata.
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Envié ochenta y dos currículums. No me llaman. Odio que no respondan, ni siquiera para decir "no", Ahora llamo por teléfono a las empresas amenazándolos con que hay una bomba en el edificio. "Hay una bomba en el edificio", digo.
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Las cuentas se deslizan por debajo de la puerta como suaves amenazas. Y cada vez que escucho ese sonido, me tiembla el corazón, esperando una carta con una buena noticia, alguien olvidado que me recuerde.
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Ayer, pocos segundos después de cortar, el teléfono repiqueteó. Horror. Del otro lado, una voz femenina dijo: "Usted acaba de llamar amenazando con que había una bomba. Tenemos su número de teléfono". Silencio. Me aterré. Pero después la imaginé esperando, satisfecha y excitada por su pequeño atrevimiento, con un tailleur ajustado, peinada, cola de caballo... Una empleadilla, sí, pero con un sueldo seguro por mes y las cuentas pagas. Y de pronto me di cuenta de que yo no tenía nada, no me podían quitar mucho. Y mi tía me pide que deje su departamento. La voz me interrumpió: "Tenemos su número telefónico y podemos conseguir su dirección". Se sentía fuerte. Estallé: "Puta de mierda, la concha de tu madre, hija de puta, te voy a cortar en pedazos..."
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Hace un mes que le vengo diciendo: "La semana que viene dejo el departamento, no te preocupes". Sospecha que le miento. Tengo miedo. No, miedo no. Difícil. Problema.
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Por la noche, en la tele, veo reportajes y me imagino cómo respondería yo a esas preguntas -tan íntimas- que les hacen a las celebridades. Me imagino contestando sobre esta etapa de mi vida. "Fue un tiempo difícil", diría con nostalgia y un poco de orgullo por haberlo superado. Después, cuando la señal deja de trasmitir y apago el televisor, el loro de madera que está colgado en la pared en penumbras me recuerda lo triste que soy.
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No me estoy lavando los dientes porque en diez días tengo una entrevista laboral. No quiero lavarme porque le quiero escupir la cara.
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Envié un currículum diciendo que sabía de Agronomía. Estaba desesperado. ¿Cuánto pueden tardar en descubrir mi ignorancia sobre la Agronomía? Si soporto un mes, tienen que pagarme ese sueldo. No es una locura.
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El me vio. No va a tomarme. Pero igual empieza con su "buen día" y todo su discurso sobre la empresa. La cabeza me late y junto saliva...
1 comentario:
Si le mois prochain je ne trouve pas de travail, je m'achète un pistolet à air comprimé. Mon balcon donne sur la façade d'un immeuble abandonné, occupé par les pigeons. Ils entrent. Ils sortent. Ils se posent sur le bord des fenêtres. Ils regardent. Il me reste encore un peu de fric.
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